Legal Project Management: Innovate or Die

¿Qué es el LPM?

El Legal Project Management es la aplicación de los principios de gestión de proyectos (Project Management) a los casos o asuntos legales.

Esta es la definición que le he dado, pero hay otras muchas que también lo definen muy bien. En particular, me gusta la que emplean Barbara J. Boake y Rick Kathuria, a saber: “Legal project management provides a structured approach to planning, pricing and managing legal work that will bring a law firm´s service delivery mode in line with the changing expectations of its clients.”

En terminología anglosajona se denomina Legal Project Management (LPM, en adelante), lo que en castellano se llama Dirección de Proyectos Jurídicos.

Se trata de una metodología basada en el PROJECT MANAGEMENT, en castellano DIRECCIÓN INTEGRADA DE PROYECTOS o DIP (en adelante PM-DIP), del que trae causa, y éste -a su vez- es un compendio del resultado de experiencias reales habidas en proyectos que se han venido realizando a lo largo de los años por profesionales de distintos sectores y que han sido denominadas “buenas prácticas”. Éstas han sido probadas y aceptadas como tales por la asociación americana con mayor reconocimiento a nivel internacional: PROJECT MANAGEMENT INSTITUTE (en adelante PMI) integrada por profesionales de los distintos sectores con un amplio bagaje profesional.

Cabe también traer a colación la metodología PRINCE2, desarrollada por la Oficina de Comercio del Gobierno de U.K. y que es también adoptada por las grandes organizaciones como las Naciones Unidas, y más cerca en Alicante, la EUIPO.

El LPM es novedoso en cuanto que es una concreción por derivación de la metodología ya consolidada denominada Proyect Management, pues el Legal Project Management se aplica al campo exclusivamente jurídico, mientras que el Project Management en sí, es una metodología estándar, aplicable a cualquier tipo de proyecto, de cualquier naturaleza, bien sea civil, sanitaria, naval, de telecomunicaciones…

El LPM trata de definir más a fondo el compromiso con el cliente desde el principio,  planificando su gestión y ejecución, procediendo a su evaluación y realizando un cierre acorde a lo planificado. Para poder realizar estos objetivos se deben aplicar metodologías específicas, herramientas y enfoques que históricamente no han sido utilizados por los abogados.

Por consiguiente, al tratarse de proyectos, estos principios son aplicables en el ámbito jurídico tanto a contiendas judiciales como extrajudiciales.

¿Por qué está de moda la implantación del LPM?

Porque el cliente quiere saber que hemos entendido cuáles son sus expectativas, sus necesidades y requisitos, quiere tener la seguridad -a la hora de contratar nuestros servicios- de que entendemos cuál es el alcance del asunto encomendado, y además necesita comprobar que sabemos lo que vamos a hacer, quiere involucrarse en el proceso de forma que reciba información fidedigna del estado de tramitación de su asunto, que se le informe de los posibles riesgos que puedan surgir, es decir, necesita confiar en que tenemos una estrategia y no se trata de darle la “receta” sino de actuar conforme a una hoja de ruta estudiada, e informada al momento de la contratación de nuestros servicios jurídicos, necesita que le proporcionemos UN PLAN.

Normalmente el cliente es ajeno al proceso, suele contratar unos servicios muy genéricos y al final del asunto se le cobra en función de unos baremos de honorarios generales, que no contemplan de forma realista las horas empleadas en su resolución (conllevando muchas veces para el abogado una merma económica), o bien, se le minuta en virtud del número de horas empleadas en su asunto, lo que al cliente le supone una inseguridad financiera. Esto último conlleva desconfianza, y seguramente pérdida de clientela. En cualquiera de los casos, no es una relación win-win.

El modelo legal tradicional ya no funciona.

El LPM lo que busca es identificar los requisitos del cliente, optimizar los recursos aplicables al caso y controlarlos, de forma que al cliente se le pueda dar un presupuesto cerrado. En definitiva, ofrece un enfoque más proactivo del que se venía dando.

El cliente, y sobre todo después de la crisis económica que hemos sufrido, lo que reclama son servicios legales entregados mejor, más rápido y más barato. Y esto es lo que ofrece el LPM : eficacia jurídica, servicio de entrega prometedor, eficiencia y menor costo.

 

Si quieres aprender más sobre LPM, aquí tienes toda la información sobre nuestro curso de Legal Project Management. Y Como solemos decimos en Wolf Project,  Innovate or die.