El efecto iceberg y el Pingüino Real

¿Tanto?

Si algo hemos aprendido en estos últimos años de la crisis, es… que no sabemos nada. En realidad no nos cuentan nada, sólo lo que va interesando a unos u otros, que conozcamos. El objetivo de este goteo o filtro de información, parece ser que es el no alarmar en exceso a la sociedad y así controlar mejor la situación, sin los perniciosos efectos que el pánico podría generar.

Es por nuestro bien!

Así que, como siempre, se preocupan por nosotros!. Todo es por nuestro bien, de hecho funcionamos con el efecto pingüino; consiste en que, en el polo sur, para protegerse mejor del frío y de los depredadores, los pingüinos se agrupan y aprietan unos con otros, de forma que cuando se mueven, lo hacen como si de uno sólo se tratase. Los que están en el centro, viajan al compás del resto, pensando que «alguien» los está guiando por el camino correcto.

Pero no es así, Se mueven sin objetivos, sin guías ni líderes claros, y la masa incauta, está feliz y se siente segura. Y lo que ocurre de vez en cuando, es que se acercan demasiado a un acantilado y se caen al frío mar, sin saber lo que ha pasado.

¿Somo pingüinos?

Probablemente sí, pensamos que hay un ente superior, algo a alguien, que va guiando nuestros designios, pero… no es así, no hay nadie!. Y nos ha costado toda una crisis enterarnos.

Así, las soluciones deben venir por las actuaciones individuales de cada uno, sin esperar ni a que vengan a rescatarnos (no va a venir nadie) ni a que la situación cambie por sí sola.