La preocupación sobre el medioambiente evoluciona a golpe de talonario!.
Esta es una hipótesis de fácil confirmación. Para muestra un botón; creo que a todos nos ha sorprendido la medida del gobierno de rebajar la velocidad máxima de circulación a 110 Km/h, lo que va a reducir un muchísimo el consumo de gasolina y, por lo tanto, vamos a depender menos del petroleo, vamos a ahorrar una considerable suma de dinero y además cuidaremos mejor el medio ambiente!.
Independientemente de lo acertado o no de la medida, no parece que sea estructural, sino que se toma por los problemas actuales que existen en Libia y que han hecho subir el precio del barril de crudo. La cuestión es qué pasaría si surgen problemas en Kuwait (otra vez!) o la presión de Irán sube, ¿rebajaríamos la velocidad a 100?, y si aparecen otras situaciones que no podemos imaginar y que harían que subiese más el precio, ¿la bajaremos a 90?. Además si es tan positivo, porque no bajamos directamente a 80. Tiene que ser por fuerza mejor!
Al hilo de lo comentado me surgen unas cuantas cuestiones que deberíamos tener en cuenta a la hora de tomarnos la medida en serio:
1.- Bajar la velocidad a 110 Km/h ¿Va a significar que se va rebajar la velocidad media 10 Km/h?. En mi opinión no es así, sino que esto sucederá en las zonas con radares, pero en las otras… por lo que el ahorro no será tanto con toda seguridad.
2.- ¿Existen estimaciones de lo que se va a recaudar por multas de tráfico?. Seguro que sí, porque este es un cambio en la filosofía de los conductores.
Me refiero que desde hace años, las carreteras y autovías se mejoran, los cohes son más seguros, más potentes, más veloces… y por lo tanto, los niveles superiores de velocidad han ido aumentando progresivamente. Ahora toca cambiar, y esta reflexión nos introduce de nuevo a una de las preguntas sin respuesta razonable, entonces… ¿Para qué se fabrican coches cada vez más rápidos y potentes?, y ¿Para qué comprarlos?.
Lo que sí parece claro es que los que vamos a pagar todo esto vamos a ser los españolitos de a pié; pagamos más cara la gasolina y pagaremos más multas!. (Vamos, que siga la fiesta!!!).
3.- ¿No hay otra forma de hacerlo que no sea improvisar y pensar sólo en el corto plazo?
La crisis continua.
El mundo global nos ha dado mucho, pero también está generando grandes problemas y si bien parace ser que los riesgos se diluyen en un mercado mundial al mismo tiempo que aumentan las posibilidades de vender nuestros productos o trabajar en otros países, existen efectos secundarios que. en mi opinión. lo que podría ser una fortaleza se está convirtiendo en una debilidad.
Y me refiero a lo que denomino la «crisis continua«. El concepto se basa en que como vemos, cualquier cosa que ocurre en cualquier parte del mundo, tiene repercusiones en el resto del planeta. Y además estas afecciones son mucho más acusadas y tienen mayores efectos cuando lo que ocurre es negativo. Puede ser una catástrofe climatológica que afecte a los pozos de crudo, pueden ser las revueltas en los países islámicos, puede ser que Rusia cierre el grifo del gas, la explosión de una burbuja inmobiliaria (ahora la que más se teme es la China), el tener que intervenir a algún país…
Pueden ocurrir tantas y tantas cosas y todas negativas, que seguro van a afectar a los mercados y .por tanto. a los países que es difícil pensar que el mundo a nivel global pueda estar mucho tiempo sin que pase nada. Por lo que por una cosa o por otra estaremos inmersos en alguna crisis más o menos importante.
Así, en estos momentos, las medidas oportunistas, cortoplacistas e improvisadas son las que menos efectividad van a tener a medio y largo plazo.
Otro mundo es posible.
Los caminos están claros, al menos en su espíritu, y si hablamos en términos de movilidad el primer paso es aumentar y mejorar el transporte público, y hacerlo de verdad funcional. En España, en las grandes ciudades con el metro y las líneas de autobús, la cosa funcina razonablemente, pero en las ciudades medias y pequeñas es en muchos casos una utopía.
Una vez que exista una red de transporte público eficaz, hay que hacerla eficiente, de forma que todos los vehículos deben ser eléctricos (por decreto!). Finalmente. tiene que conseguirse que sea asequible, por lo que hay que rebajar los precios. Algunos especialistas abogan por subir incluso más el precio de la gasolina y las tasas de aparcamiento, de forma que se penalice el uso del vehículo privado.
Otro punto de mejora sería incentivar el uso de taxis y de sistemas de alquiler por horas privados o públicos (carsharing), siempre con vehículos eléctricos.
Está más que claro que estas medidas no son a corto plazo y probablemente sean impopulares para los partidos políticos que las implanten, pero deberíamos preguntarnos qué es lo más importante; quién gobierne o qué decisiones toma para garantizar la estabilidad económica y medioambiental de nuestro futuro y el de nuestros hijos.
El tiempo se acaba.
Evidentemente tampoco podemos olvidarnos de cómo se genera la energía eléctrica que va a alimentar el nuevo parque de vehículos eléctricos. En mi opinión, de nuevo hay que volver a pensar a medio y largo plazo, pero actuar en el corto.
Desde luego incentivar y «obligar» al uso de energías renovables e ir abandonando progresivamente el uso de centrales térmicas de carbón y/o petroleo. Y ,sobre todo, desarrollar las tecnologías adecuadas para- por ejemplo- hacer que funcione la famosa «fisión».
Comprar petroleo es malo
En España un incremento de 10$ en el precio del barril de crudo impacta alrededor del 0,3% de nuestro PIB, lo que da una idea de lo dependientes que somos y cómo nos impactan los vaivenes en el precio.
Y esto no pasa sólo en nuestro país, Thomas L. Fiedman, en su libro «Hot, Flat and Crowded» (obra de cabecera y de lectura recomendadísima), explica cómo la dependencia en la compra de petroleo en los países árabes puede financiar a los grupos terroristas. La justificación surge porque que cuando EEUU paga a las familias árabes el precio por el petroleo, parte de ese dinero se dedica a sufragar las universidades islámicas en toda la zona. y otras actividades diversas fuera, evidentemente, del control de EEUU, de donde se conoce han salido terroristas.
De ahí que opina que tener un SUV (Gran todoterreno que consume más de 20 litros a los 100Km), es antipatriota y que financia a los terroristas que están combatiendo sus soldados en Afganistán o Irak.
No puedo decir si es cierto o no, pero lo realmente importante es llegar a la conclusión de que la energía es imprescindible para hacer que nuestro mundo tecnológico funcione y, si dependemos de terceros, estamos poniendo es sus manos nuestra estabilidad y parte de nuestra independencia.