Tanto en nuestra vida profesional como personal, prácticamente cada día estamos involucrados en el desarrollo de proyectos. En casi todos ellos, además de nosotros mismos, tenemos que relacionarlos y colaborar con otros agentes para alcanzar nuestros objetivos.
Así, el tiempo y recursos que consumamos para lograrlo dependerá de si somos capaces de optimizarlos o sencillamente, los gastamos sin control. La gestión de un proyecto, es algo que sin duda hacemos, queremos o no, pero la diferencia estriba en si la gestión la dominamos o son los problemas y los imprevistos los que nos dominan a nosotros.
Control es poder
Efectivamente, controlar lo que está sucediendo es parte fundamental del éxito de nuestro esfuerzo y este control parte de determinar qué queremos conseguir, cómo y cuándo. Una vez tengamos definidos estos parámetros, podremos ponernos en marcha y conforme se vayan desarrollando las actividades del proyecto, sus resultados los podremos comparar con los planificados y así determinar si todo va según lo previsto o por el contrario, debemos aplicar acciones correctoras.
En este párrafo se resume, a muy grandes rasgos qué consiste gestionar un proyecto:
– Identificar objetivos.
– Desarrollar un plan para conseguirlos.
– Poner en marcha el plan.
– Comparar y monitorizar el trabajo que se realiza contra el planificado.
– Realizar estimaciones de cómo acabará el proyecto, teniendo en cuenta lo realizado y los posibles riesgos.
– Aplicar actividades para corregir posibles desviaciones.
– Cerrar el proyecto y sacar conclusiones (lecciones aprendidas) que nos sirvan para futuros proyectos.
¿Cómo se hace?
Como hemos insinuado en los párrafos anteriores, por el mero hecho de desarrollar un proyecto ya estamos aplicando metodologías de gestión. La cuestión está en si éstas son eficaces o no, o si siendo eficaces son eficientes (utilización de los mínimos recursos para conseguir los mejores resultados).
Personalmente una de las razones por las que comencé a interesarme en el mundo del project management, fue el intentar conocer cómo otros profesionales habían desarrollado sus proyectos. Ya que aunque pensemos que nuestros proyecto son diferentes a todos los demás, os puedo asegurar que en algún momento y en algún lugar, algo parecido (en términos de gestión) se ha realizado y conocer cómo se desarrolló es de gran utilidad.
Metodologías y métodos!
Así, las asociaciones profesionales de gestión de proyectos, como PMI (Project Management Institute –USA-), recopilan este valioso conocimiento y lo ponen a disposición de los profesionales y las organizaciones para que puedan aprovecharse. De hecho, el PMBOK (Project Management Book of Knowledge) es un compendio de buenas prácticas sobre gestión de proyectos, lo que quiere decir que en él se compilan las herramientas y procesos que han funcionado bien en anteriores proyectos.
Además, PMI, realiza una labor de profesionalización a través de la emisión de certificaciones profesionales reconocidas a nivel internacional. La más importante es PMP (Project Management Professional).
Si quieres más información, puedes visionar el siguiente vídeo que hemos desarrollado en Wolf Project.
El project management, el PMP y el mundo empresarial.
Las empresas son conscientes de lo que hemos expuesto en este artículo y quieren, sin duda que sus trabajadores y colaboradores conozcan las técnicas profesionales de gestión de proyectos ya que cada vez más están integrando en sus sistemas las metodologías de project management.
De ahí que la certificación PMP sea cada vez más demandada por estas empresas y por tanto, los profesionales deben conocer las metodologías y además disponer de dicha certificación.
En Wolf Project preparamos a los profesionales para la obtención de su PMP aplicando metodologías diseñadas por nosotros. Puedes obtener más información sobre nuestros cursos en nuestra web www.wolfproject.es o visitar directamente la página de nuestro siguiente programa de formación.