¡Qué importante es viajar!
Nos permite comprobar cómo se puede ver la misma cosa desde múltiples puntos de vista y además en todos los casos puede ser correcta.
Las vacaciones de verano son un momento fantástico para conocer nuevos lugares, personas, y formas de percibir la realidad.
Hace unos días tuve la suerte de visitar Villarrobledo en Albacete. Es una ciudad con una arquitectura popular muy interesante, con unas casas-palacio muy bien conservadas.
Aprovechando lo que tenemos.
Visité la casa de una prima de mi mujer, y me llevé una muy agradable sorpresa cuando nos la enseñó y nos contó su historia; era una antigua bodega que sus padres habían adquirido hace muchos años, y que ellos habían rehabilitado. Como podéis imaginaros es una casa muy grande, donde las limitaciones de espacio de las viviendas estándar son algo que aquí no aplica; los baños grandes y cómodos, las habitaciones realmente amplias y confortables.
Pero además de las estancias típicas de una vivienda, también dispone de un gran patio e incluso de un corral donde criar a sus propias gallinas y recoger sus huevos (os recuerdo que todo esto en el centro de la ciudad!).
¡Pero aún hay más!
La vivienda se localizaba en el edificio de la bodega, pero también están utilizando un fantástico edificio industrial con cerchas de madera, que antaño se dedicaba al tratamiento de la uva para su transformación en vino y ahora era… el plató improvisado de cine que usaba su hijo para filmar sus propias películas iniciáticas (el susodicho tiene 10 años).
Todo este espacio, como no, también tiene sus pegas; mucho consumo de calefacción en invierno y tenerlo todo limpio y arreglado es una misión imposible. Pero la posibilidad de interacción con un tipo de vida más cercano a la naturaleza y el disponer de espacios diáfanos donde poder explorar ideas y desarrollarlas, es impagable.
¡Menuda desilusión!
Me comentaron que es habitual que las familias transformen estas antiguas bodegas en viviendas, pero para mi disgusto, justo al cruzar la calle, me encontré con un desastre de magnitudes colosales. Había un gran solar vallado como se puede ver en la siguiente fotografía:
Aparece una especie de aborto inmobiliario materializado en un gran agujero en el suelo con algunos retazos de muros de hormigón. Según me comentaron es otro esqueleto del boom inmobiliario, ya que el promotor había desarrollado una promoción y en la siguiente había pinchado.
Pero esto no acaba aquí, con horror vi las huellas de cómo se había consumado el desastre; quedaban a la vista, como un monumento al despropósito, las antiguas tinajas cerámicas donde se almacenaba el vino, de la misma forma, también se veían las fantásticas vigas de madera a medio derribar y pero aún… los muros de tapial que antaño limitaba la bodega.
Un tesoro olvidado
De hecho, para un urbanita, ver unos muros de tapial de esa dimensión es algo emocionante. Su ejecución, totalmente manual y realizada con los medios que proporciona la naturaleza es algo realmente difícil de ver en la actualidad.
Este método, a grandes rasgos, consiste en ejecutar unos encofrados de madera, entre los cuales se vierte tierra húmeda, la que un operario va compactando con un pisón de madera. Posteriormente se retiran los tableros y queda un fantástico muro totalmente ecológico, eficiente y muy duradero ya que muchos de nuestros castillos están ejecutados de esta forma.
R&R&R
¿Cómo es posible que esto haya ocurrido?. La única explicación pelegrina que pude escuchar es “aquí hay muchos”.
¿Cómo es posible que no se aprovechen estas instalaciones y se reutilicen?. Además de ser más sostenibles desde el punto de vista medioambiental y energético, también se pueden diseñar espacios arquitectónicos de gran valor, alejándonos del antipersonal y monótono estándar de nuestras viviendas de 90 m2, donde en muchos casos, el mayor valor añadido que tienen es que se divide la zona día de la noche!.
El problema surge cuando se ve el proceso de la creación de viviendas desde un punto de vista puramente especulativo, donde el suelo suele tener un peso tan importante, que para poder amortizarlo es necesario exprimir al máximo la edificabilidad del mismo, sin tener en cuenta ninguno de los factores indicados anteriormente.
La solución pasa por la concienciación y el cambio de mentalidad de la sociedad, forzando a nuestros políticos a todas decisiones valientes por el bien general.