Cuando hablamos de gestionar los riesgos de un proyecto, no lo hacemos pensando que hay que dedicar recursos a todos y cada uno de ellos, sino que, dependiendo de su severidad, tendremos que priorizar los más importantes y centrarnos en cómo luchar contra ellos. El concepto de severidad implica combinar diferentes factores que hacen que un riesgo sea relevante. Así, fundamentalmente el impacto que puede generar en caso de ocurrencia y la probabilidad de que realmente se materialice son dos factores claves.
Por lo que si un riesgo tiene poca probabilidad de que ocurra, pero su impacto es muy importante, probablemente no lo clasifiquemos como un riesgo relevante y, por tanto, no lo gestionemos.
Es lo que se denomina un cisne negro. En el artículo de Pablo Combo en El Confidencial ¿Es el coronavirus un cisne negro? desarrolla el coronavirus como que sí lo es.
Coronavirus
Lamentablemente en la actualidad, la aparición de un virus como el famoso coronavirus, no es algo que no se haya pensando alguna vez, por lo que no podemos decir que sea un riesgo no identificado. De hecho, hay multitud de películas, series de televisión, libros de ficción que tratan en sus argumentos historias que se parecen mucho a lo que está ocurriendo estos días.
Si lo comparamos con otro riesgo que se materializó hace unos años, como fue la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull, vemos que, desde el punto de vista de la gestión de riesgos, hay una gran diferencia: no se había identificado que podría ocurrir. Otro ejemplo lo vemos en el tsunami que afectó a Fukushima y, en concreto, a la central nuclear. En ambos casos, nadie había imaginado que estos dos desastres naturales podrían ocurrir, o, que les podría afectar a su proyecto. Todos podemos recordar cómo las medidas que se tomaron fueron, en muchos casos, poco efectivas y, desde luego improvisadas. El efecto es la falta de efectividad y la parálisis en la toma de decisiones.
¿Cómo se lucha contra un cisne negro?
Podríamos decir que no es nada fácil. Al ser riesgos con un impacto tan importante, las respuestas y medidas preventivas son tan complicadas y costosas que podrían hacer inviables muchos proyectos, y, por tanto, la respuesta más usual es la de aceptar el riesgo directamente.
Pero no solo eso, también se pueden realizar acciones menos costosas, como son la de creación y diseño de planes de contingencia y de respaldo que, en caso de que el estatus del riesgo, en lo relativo a la probabilidad aumentase, y fuese oportuno, se pudiesen activar inmediatamente.
¿Quién es responsable de la gestión de los cisnes negros?
Bajo mi punto de vista, este tipo de riesgos se deben gestionar a alto nivel. Por lo que, si bien una empresa concreta podría dedicar recursos para ello, en la práctica, a no ser una gran multinacional, no se suelen disponer de los medios adecuados. Por tanto, los gobiernos de forma individual, o preferiblemente colectivamente, deben ser conscientes del impacto en toda la sociedad a nivel global y por tanto, los ciudadanos debemos exigir que acometan esta tarea de forma sistemática. Y que, cuando sea necesario, de forma rápida y efectiva, sean capaces de comunicar dichos planes a las empresas y ciudadanos para evitar la incertidumbre. Para que no veamos noticias como la que ha aparecido en El Independiente: La Policía hace una compra de urgencia y prevé recibir 14.000 mascarillas este miércoles.