Una breve reflexión sobre la investigación en España. ¿Qué país tiene los mejores cerebros?

Con esta llamativa pregunta abría la BBC un artículo al hilo del anuncio de los ganadores de los premios Nobel de este año.

Estados Unidos tiene 323, el Reino Unido 117, Alemania 103, Francia 57 y Suecia 28. Otro dato interesante es que sólo 41 premios han recaido en mujeres y 765 en hombres.

Si nos atenemos sólo a los fríos datos, podríamos decir, sin dudar, que el perfil de las personas más inteligentes y que más han aportado a la humanidad, sería el de de varón anglosajón, especialmente de Estados Unidos!.

Sí es cierto que en estos países es donde se ha y se está desarrollado con más intensidad la actividad investigadora, que posteriormente derivará en patentes y por ende en riqueza para el país.

Y aqui vemos una diferencia abismal con lo que pasa en nuestro país, y en muchos otros también hay que decirlo. Existe una tendencia a pensar en el corto plazo, buscando resultados inmediatos, abandonando la visión estratégica pensando en un horizonte lejano. La investigación y la formación se deben desarrollar sin estrés y sin presión más allá de lo razonable y tienen una vocación de búsqueda de formas distintas de ver el mundo.

Este esfuerzo, a veces tiene recompensas y otras no. Pero aún en el caso de que una investigación fracase, en realidad también supone un avance ya que al menos, se puede ir descartando caminos y por tanto clarificando otros.

Si analizamos los premios Nobel en la distancia y con perspectiva, también nos podemos dar cuenta de que los países mejores colocados son los que mayor desarrollo tecnológico y humano tienen (aunque podríamos pensar que falta Japón). Y podríamos deducir que una cosa y otra están relacionadas.

Pero qué está antes: ¿el desarrollo o la investigación?. En mi opinión los dos aspectos van ligados estrechamente, y cuando se consigue hacer fluir los resultados de la investigación científica a la sociedad, y ésta percibe sus beneficios (especialmente los económicos), apuestará decidamente por dedicar recursos a financiar a sus investigadores, que podrán avanzar con mayor fuerza y obtener mayoresa avances. Y así se genera un círculo virtuoso de mejora contínua.

Si no ocurre esto, la situación es la inversa; se crea un círculo, pero en este caso vicioso. Donde si los recursos que la sociedad puede dedicar a la investigación son limitados, también los serán sus resultados y por tanto sus aportaciones. Apareciendo otro mal endémico en estos casos; la fuga de talentos a otros países donde sí funciona el círculo virtuoso.

Y así, de nuevo, se aumentan las diferencias entre unos y otros.

¿Cómo resolverlo?

Para eso tenemos a nuestros políticos que saben cómo distribuir los presupuestos! Y también por cierto a los que no declaran sus ingresos (más del 20% de nuestro PIB), parte de cuyos impuestos podrían dedicarse a estos menesteres.