Imagina a un pollo viviendo feliz y sin preocupaciones en una granja y esperando a ser alimentado cada mañana de su vida. Todos los días sin falta desde hace 5 años el granjero acude puntual con la ración de pienso y el pollo piensa satisfecho: “Mañana volverá con más comida”. Al día siguiente el granjero vuelve, pero esta vez agarra el ave y le corta el cuello si contemplaciones.
La metáfora del “pollo inductivista” de Bertrand Russell ilustra la “falacia inductiva”, esa tendencia natural del ser humano a pensar que mañana todo seguirá igual porque “ha sido así hasta hoy”. “Mañana saldrá el sol porque sale todos los días”, y en esa falacia vivimos cada día seres humanos y empresas. Mañana la gente seguirá comprando en los grandes almacenes, mañana viajaremos en autobús y no en coches ajenos, mañana los automóviles seguirán teniendo conductor…
Comportarse cada día como un pollo disciplinado en la granja es algo necesario. Ser una empresa eficiente, administrar el día a día del negocio o mejorar cada día nuestros productos y procesos (innovación incremental) son vitales para que la empresa funcione. Desde hace más de 20 años las pymes cuenta con muchas herramientas para la mejora de procesos: ERPs, CRMs, sistemas de gestión de la calidad, herramientas para la gestión de proyectos… Pero por desgracia, sabemos hoy que tener un buen producto o servicio no asegura la supervivencia de la empresa, y cuanto más nos centramos en la eficiencia y la reducción de las pequeñas variaciones del negocio, más se incrementa el riesgo de un evento catastrófico; ese granjero que repentinamente nos rompa el cuello.
Hoy es más importante que nunca que las empresas aprendan a rediseñar de forma creativa y radical qué venden, a quién lo venden y cómo lo venden. La mayoría de pymes se encuentran en el centro de una “tormenta perfecta” en el que hacen frente a ciclos de vida de producto muy breves y a una demanda rápidamente cambiante y sofisticada. Los sectores son más impredecibles que nunca y cada día industrias enteras aparecen y desaparecen.
Las empresas manejan muy bien las herramientas de gestión que les permiten una mejora continua, pero carecen de herramientas que les permitan crear productos, servicios o negocios diferentes y exitosos. Para resolver esta carencia, a principios del siglo XXI emerge la disciplina de Design Thinking, una metodología para resolver problemas empresariales complejos y que ayuda a crear nuevos productos, servicios y experiencias. El Design Thinking es un método de trabajo que permite generar negocios diferentes, factibles y rentables.
¿Quieres transformar tu negocio o buscar nuevas oportunidades desarrollando productos o servicios más creativos e innovadores?. Los próximos días 4 y 5 de mayo te esperamos en Wolf Project para aprender las bases de la metodología Design Thinking.