La rentabilidad de la innovación social

La innovación es fundamental y necesaria en cualquier actividad, y en el área social se están presentando múltiples oportunidades. En el proyecto INSPIRE (Introducing Social Entreprenueurship in Indonesian Higher Education) en el que participo, y que está financiado por la Comisión Europea y liderada por la Univesidad FH JOANNEUM University of Applied Sciences con la colaboración de la Universidad de Alicante y Uniwersytet Eknowmiczy Krakowie, coincidí en un Review meeting del proyecto con Monika Sady (Cracovia), que afirmaba que un producto tiene más posibilidades de venta, si hay una historia detrás de él. De hecho, el ser humano, por naturaleza, quiere ayudar y colaborar, por lo que, si somos capaces de crear un producto que aporte como valor añadido el poder hacerlo, estaríamos en el buen camino.

En dicho meeting que se desarrolló en Medan (Indonesia Julio 2018) tuvimos la oportunidad de interactuar con los socios del proyecto, quienes expusieron un gran número de ejemplos y casos de éxito que se están llevando a cabo en la zona de Indonesia. Más info en el siguiente link EVENTO INSPIRE MEDAN 2018

 

Proyecto INSPIRE

Uno de los objetivos de la actividad era el desarrollar, tanto una sistemática para poder abordar un proyecto de innovación desde el punto de vista social, como y, en primer lugar, ser capaces de identificar la oportunidad de negocio. Para ello, mostramos y analizamos varios casos de éxito a través de los cuales se pudiesen detectar las claves o KSF (Key Success Factors) a tener en cuenta a la hora de desarrollar un proyecto viable.

Un ejemplo muy interesante es el de Delancy Street Foundation creada en 1971 en San Francisco (EEUU) por John Maher y dirigida desde los años 80s por su mujer Mimi Silbert y cuyo objetivo es el de ayudar a la reinserción de los ex convictos que salen de prisión. De hecho, éstos tienen muchas posibilidades de volver a delinquir y el Estado no es capaz de resolver este problema. Su aportación es crear para este colectivo “negocios” de diferentes tipos: desde mudanzas, restaurantes, impresión, etc . Desde el punto de vista de la estrategia empresarial es todo un acierto ya que son capaces de proponer servicios a la sociedad que, además de resolver el problema de quien los contrata, también ayudan a un sector muy débil de la misma.

Pero la cuestión y la clave de su éxito es que lo hacen bien y sus negocios resultan ser rentables,  obteniendo beneficios suficientes como para no depender de ayudas oficiales.

 

Cuantificando el problema y obteniendo beneficios

El caso anterior es un ejemplo de empresa social, pero también se puede innovar sobre el mismo problema y obtener resultados asombrosos. Tony Eccles en el Reino Unido, cuantificó el problema de los ex convictos que vuelven a prisión (63%), desde un punto de vista económico, es decir: ¿cuánto le cuesta al Estado tener que mantener a los reos en las cárceles?. Y a partir de estos datos, pensó en un nuevo negocio con forma de instrumento financiero: el Bono de Impacto Social por el cual, si a través de sus proyectos y acciones logra reducir el porcentaje de personas que vuelven a la cárcel por reincidir, el Estado le devolverá parte del ahorro.

Es una gran idea que permite participar a la inversión privada ya que es rentable y por tanto, deseable además de escalable. De hecho, varios países más están interesados y lo están ya implementando.

El beneficio es magia.

Avanzando en este concepto, os invito a que visioneis la charla que Michael Porter realizó en TED talks, en la que reflexionaba sobre cómo poder hacer atractivo a las empresas invertir en proyectos sociales (Why business can be be good at solving social problems). Es una charla genial, en la que podemos encontrar una frase que impacta al oírla cuando se habla de problemas sociales:

El beneficio es magia.

Realmente, lo explica muy bien y personalmente, coincido con él: la clave para que las empresas puedan invertir de forma sostenida y estable, es que sus inversiones tengan un retorno claro y apetecible. De hecho, indica que las ayudas que pueden ofrecer los estados y las ONGs no son –y se ha demostrado- suficientes para solucionar problemas sociales de una forma eficaz y sólida, por lo que su idea es que sean las empresas, los entes que realmente disponen de los recursos, los que tomen la iniciativa para hacerlo.

La oportunidad existe: innovación social

Así, de lo expuesto en los puntos anteriores, podemos pensar que hay una gran oportunidad en la innovación social, mezclando por una parte ideas rentables de productos que puedan resolver problemas, y por otra, dotándoles de alma, de una historia que les añada un plus y que les permita destacar y añadir valor respecto a la competencia.

Otro ejemplo es el que expuso en INSPIRE Lissa Mahajan de la Univesidad FH JUANNEUM sobre cómo Adam y Anna, diseñadores de Michigan, que han podido aunar su profesión con la voluntad de ayudar a la comunidad a través de la creación de productos para la venta directa (camisetas y más), lo que han podido hacer ayudando a jóvenes a desarrollar sus productos y a ponerlos en el mercado, de forma que puedan obtener beneficios por ello.

Por tanto, sin duda, las empresas deben apostar por incluir en su ADN aspectos sociales, que realmente les hagan incrementar sus ventas y, por tanto, sus beneficios. Ya que el mundo está cambiando, y con él la sociedad, que demanda productos que solucionen sus problemas, además de que con el pago de los mismos se esté ayudando a resolver problemas sociales, y por qué no, también medioambientales.